Salvador Itriago, el primer Gerente General del Teatro Teresa Carreño
Uno de los grandes éxitos que se anotó la Revolución Industrial en el siglo XIX fue la división internacional del trabajo, que en perspectiva de “larga duración” no era más que la consolidación de esa idea medieval de las corporaciones de los oficios; la especialización en un oficio y en un arte determinado. Conocer a fondo lo que se hace y lo que se práctica genera automáticamente soluciones adecuadas a los problemas planteados. Muy distinto el caso, cuando se pretende y se presume practicar diversidad de actividades sin dominar ninguna. El personaje que referimos en esta ocasión fue un defensor de la especialización de la profesión del hombre de teatro, como veremos de seguidas.
El 11 de mayo de 1917 nació en Zaraza, estado Guárico, el cuarto hijo de la pareja Salvador Itriago Chacín y Trina Sifontes Arreaza de Itriago. Sus hermanos fueron nombrados Francisco Hilario, Pedro Miguel, Rosarito, Tobías y David. Con los años se desempeñaría como abogado, diplomático, promotor y gerente cultural, llegando a ser el primer gerente general de la Fundación Teresa Carreño.
Sus primeros años de vida transcurren entorno a las haciendas de cría de ganado en su pueblo natal, así como en el colegio del bachiller Arreaza, hasta el año 1928, cuando la familia se trasladó a Caracas.
En la capital prosiguió sus estudios en el Colegio La Salle hasta graduarse de bachiller. En esta época recibió clases de violín con el profesor José Lorenzo Llamozas.
Ingresó a la Universidad Central de Venezuela a cursar estudios de Derecho, los cuales ampliaría posteriormente con un doctorado en Ciencias Políticas. Al culminar sus estudios de pregrado comenzó a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Uno de los grandes éxitos que se anotó la Revolución Industrial en el siglo XIX fue la división internacional del trabajo, que en perspectiva de “larga duración” no era más que la consolidación de esa idea medieval de las corporaciones de los oficios; la especialización en un oficio y en un arte determinado. Conocer a fondo lo que se hace y lo que se práctica genera automáticamente soluciones adecuadas a los problemas planteados. Muy distinto el caso, cuando se pretende y se presume practicar diversidad de actividades sin dominar ninguna. El personaje que referimos en esta ocasión fue un defensor de la especialización de la profesión del hombre de teatro, como veremos de seguidas.
El 11 de mayo de 1917 nació en Zaraza, estado Guárico, el cuarto hijo de la pareja Salvador Itriago Chacín y Trina Sifontes Arreaza de Itriago. Sus hermanos fueron nombrados Francisco Hilario, Pedro Miguel, Rosarito, Tobías y David. Con los años se desempeñaría como abogado, diplomático, promotor y gerente cultural, llegando a ser el primer gerente general de la Fundación Teresa Carreño.
Sus primeros años de vida transcurren entorno a las haciendas de cría de ganado en su pueblo natal, así como en el colegio del bachiller Arreaza, hasta el año 1928, cuando la familia se trasladó a Caracas.
En la capital prosiguió sus estudios en el Colegio La Salle hasta graduarse de bachiller. En esta época recibió clases de violín con el profesor José Lorenzo Llamozas.
Ingresó a la Universidad Central de Venezuela a cursar estudios de Derecho, los cuales ampliaría posteriormente con un doctorado en Ciencias Políticas. Al culminar sus estudios de pregrado comenzó a trabajar en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Seguidamente, viajó a los Estados Unidos a realizar un posgrado en la Universidad de Michigan sobre legislación mercantil interamericana. En esa oportunidad profundizó su amistad con el doctor Armando Travieso Paúl, presidente de la Asociación Venezolana de Conciertos, institución fundada en 1940 con el objetivo de auspiciar el movimiento musical del país.
De regreso a Venezuela trabajó en el Ministerio de Obras Públicas y luego en el Ministerio de Relaciones Exteriores, a partir de lo cual es enviado como primer secretario en la embajada de Venezuela en el Reino de Bélgica y en España.
Su actividad formal en la promoción cultural comenzó a finales del año 1954, cuando luego de retornar a Venezuela es nombrado Secretario de la Décima Conferencia Interamericana, evento muy importante… Meses más tarde contrajo matrimonio con Sonia Santaella Díaz, de cuya unión nacieron Salvador Pedro, María de la Trinidad, Francisco Hilario, Pedro Miguel y María del Rosario.
Durante un largo tiempo se dedicó a su oficio de abogado y como asesor jurídico de importantes firmas y compañías, lo cual abandonó para dedicarse a la labor cultural. Entre las mismas se cuentan la línea Aeropostal Venezolana, el bufete de abogados Coles, los escritorios jurídicos Itriago Gimón y Valera & Asociados, los automercados Cada y la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela. Desde 1947 fue miembro de la AVC, llegando a ocupar el cargo de presidente hasta sus últimos días.
Junto a Armando Travieso Paúl, Armando Scannone y William Werner organizó la temporada de ópera del año 1960, experiencia que varios años con la incorporación de otras personalidades, tales como Gustavo Rodríguez Amengual, Frank Briceño Fortique, Alfredo González Izquierdo, Ariel Severino, Mercedes Chocrón, Miguel Rodríguez. Gracias a él vinieron al país destacadas personalidades, tales como Zubin Metha, Rodolf Nureyek y Fernando Bujones.
En cuanto a la gerencia cultural se desempeñó como presidente de Fundateatros entre 1968 y 1973, fecha a partir de la cual asume la dirección general de la Fundación Teresa Carreño hasta1984, cuando es sustituido por Elías Pérez Borjas.
Es gracias a él y a Rodríguez Amengual (entonces presidente del Centro Simón Bolívar) que la idea inicial de una sala de conciertos para la Orquesta Sinfónica Venezuela se convierte en una sala de usos múltiples, siguiendo así el sueño de la AVC de darle un gran teatro a Caracas.
Durante su gestión se empezó la construcción y se inauguró oficialmente el Teatro, a pesar de no estar culminada la edificación; se formaron los cuerpos estables: el ballet y el coro. El primero, el Ballet de la Fundación se creó en agosto de 1979 bajo la dirección del maestro argentino Rodolfo Rodríguez, debutando en el II Festival de Caracas con Giselle; y el segundo, el Coro de Ópera se fundó el 19 de septiembre del mismo año y debutó, igualmente, en el II Festival de Caracas con la ópera Semiramide, conducido por el maestro Vicenio Giannini.
En esa década de los setenta también se prepararon los equipos técnicos necesarios, se creó la Asociación Amigos del Teresa Carreño y se auspició la creación del Ballet Contemporáneo de Cámara, dirigido por María Eugenia Barrios. Lo primero cobra vital importancia para la historia del espectáculo en Venezuela, pues es la primera experiencia de institucionalización de los oficios técnicos en el sector.
El doctor Salvador Itriago, rememorando esos años iniciales de la Fundación argumentó que: “Se pensó en una Fundación que fuera totalmente apolítica para que el teatro no estuviese sometido a los vaivenes de la política y que su personal estuviese cambiando constantemente para darle pues una continuidad…. Esa intención se cumplió durante los primeros años del Teatro, o sea antes que el Teatro comenzara a funcionar. Antes de que éste comenzara a funcionar a nadie le interesó el TTC.”
Esta era una idea que compartían todas las personalidades vinculadas a la configuración del proyecto inicial. Hace veinticinco años, el entonces presidente del Centro Simón Bolívar, el doctor Gustavo Rodríguez Amengual explicaba las razones que motivaron la creación de la Fundación Teresa Carreño y las cuales de haberse seguido otro sería el estado de esta infraestructura que llegó a su cuarto de siglo:
“Se hizo porque nosotros pensamos que el complejo no debía estar manejado por el Estado ni como se manejan los teatros Nacional y Municipal.” En ese sentido colocaba el ejemplo de Lincoln Center de Nueva York, del cual decía “tiene siete salas distintas, algo infinitamente grande, y pertenece a la ciudad de Nueva York y a empresa privadas; tiene una junta directiva que maneja el Teatro (similar a la FTC) y además una organización que promociona y contribuye a recabar fondos para la programación (equivalente a Amigos del Teresa Carreño.” Prosigue el doctor Rodríguez Amengual: “En el Colón de Buenos Aires sucede lo mismo; tiene un directorio y también la Scala de Milán que tiene directorio autónomo. Es decir, nos acoplamos a lo que ha funcionado en el mundo entero. Si lo maneja el estado estaría sujeto a la política.”
La actividad de Itriago en el desarrollo cultural la prosiguió colaborando junto a Evencio Castellanos y Renata Tomaselli en la fundación de las orquestas juveniles, de la escuela W. J. Star, la escuela de música José Lorenzo Llamozas, el Idéa (el Centro de Artes Integradas), premiado por la UNESCO como el único proyecto que promociona el concepto de las artes integradas.
Además, fue el fundador del Instituto Nacional de Estudios Fronterizos junto con Pablo Ojer, Eugenio Debellar, Rafael Valery y Roberto Pérez Lecuna, y del Colegio Integral El Ávila, que funciona bajo el concepto de educación integral.
¡Cuánta falta hace en el mundo cultural de hoy personajes como este, que trabajen en función de las instituciones y no de sus intereses personales!
Jesús Eloy Gutiérrez,
Agosto de 2008
Fotos: Marta Mikulan
Colección Fotográfica, Centro Documental del Teatro Teresa Carreño
Fotos: Marta Mikulan
Colección Fotográfica, Centro Documental del Teatro Teresa Carreño
3 comentarios:
salvedor era mi abuelo, yo le yamava clumi, y era el mehor abuelo ce tu podies tener!!!y yo le amava mucho!!!!!!
Gracias por tu comentario. Estamos en la localizando más información sobre su obra y sobre su vida, si tienes algún material que no puedas facilitar, te lo agradeceríamos mucho.
Saludos
Jesús Eloy Gutiérrez
Jefe Unidad
Centro Documental
Hola amigos, estoy haciendo una investigación sobre un gran tenor italiano que vino a Caracas en 1968, llamado Leonida Bellon, quien le entregó al Dr. Salvador Itriago un cassette con algunas de sus grabaciones. Sabría agradecerle mucho si me pudiera escribir para profundizar más en este asunto, ya que Bellon no grabó casi y lo que se pueda rescatar de su voz será de enorme provecho para el arte lírico, al que Don Salvador dedicó tantos años.
Oscar Mago
oscarmago.ucv@gmail.com
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