martes, 1 de octubre de 2013

CHOCRÓN, Isaac (1930-2011)

El mago del Teatro
Nos acercamos todos los días y tenemos
que tener mucho cuidado de no trastabillar,
 porque podemos caer y morir
Isaac Chocrón, 2009

Se convirtió en uno de los intelectuales más respetados y admirados de la Venezuela de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Desarrolló una excepcional carrera como dramaturgo, una amplia labor docente, una reconocida fama como escritor y una incuestionable experiencia como gerente cultural. Nació en Maracay el 25 de septiembre de 1930 en el seno de una familia sefardita.
Estudió Literatura Comparada en la Universidad de Columbia. En esta universidad realizó el Master en Relaciones Internacionales, mientras  que en la Universidad de Manchester obtuvo el PHD en Desarrollo Económico y en la Universidad de Siracusa el título de Bachelor en Artes. Sin embargo, su profesión de economista la ejerció hasta 1960, para dedicarse plenamente a la labor intelectual.

Su creación literaria comenzó en 1956 con la novela Pasaje y la prosiguió con Se ruega no tocar la carne por razones de higiene (1971), Pájaro de mar por tierra (1973), Rómpase en caso de incendio (1975), 50 vacas gordas (1982), Toda una dama (1988), Pronombres personales (2002) y El vergel (2005).

Aunque su verdadera pasión fue el teatro, inspirado en teatro inglés contemporáneo. En 1959 Romeo Costea montó su primera obra dramatúrgica: Mónica y el florentino. Desde entonces sus creaciones teatrales se fueron incrementando y se mantienen en escena, así nos encontramos con, El quinto infierno (1961), Animales feroces (1963), Asia y el Lejano Oriente (1966), Tric Trac (1967), Okey (1969), La revolución (1971), La máxima felicidad (1975), Mesopotamia (1980), Simón (1983), Clipper (1967), Solimán el magnifico (1991), Escrito y sellado (1993),  Volpone y el alquimista (1996), Tap dance (1999), Tap dance y Los navegaos (2006). Según el propio autor él comenzó “la verdadera carrera con la segunda de sus obras, que es El Quinto Infierno”.


De su producción ensayística se cuentan El  nuevo teatro venezolano (1966) y Tendencias del teatro contemporáneo (1968), Color natural (1968), Maracaibo 180° (1978), Tres fechas claves del teatro venezolano (1979), Sueño y tragedia del Teatro norteamericano (1985), El teatro de Sam Shepard (1991). 
Se recuerda también su columna fija en el diario El Nacional, bajo el título de “Señales de tráfico”. En estos escritos versa sobre las más importantes corrientes estéticas en torno a la cual gira la dramaturgia de Occidente desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.



Escribió el libreto para la ópera Doña Bárbara, música de la compositora norteamericana Caroline Lloyd (1966), cuyo preestreno se realizó en el Teatro Juares de Barquisimeto, luego en el Teatro Municipal de Valencia y el 22 de julio de 1967 en el Teatro Municipal de Caracas.
La preocupación de Chocrón por el teatro lo llevó a dedicar buena parte de su vida a la docencia, siendo profesor por tres décadas y director de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela de la cual fue uno de sus fundadores y le dio forma a la mención Artes Escénicas. Además, fue creador de la Cátedra de Teatro Norteamericano y presidente fundador del Consejo Nacional de Teatro. 

Chocrón, junto a José Ignacio Cabrujas y Ramón Chalbaud son considerados la "Santísima Trinidad de las Artes Escénicas" en Venezuela. Los tres fundaron El Nuevo Grupo en 1967, compañía referencia del teatro venezolano, en el cual participaron también Samuel Dembo, Esther Bustamante, Miriam Dembo, Elías Pérez Borjas y John Lange. Según Carmen Márquez Montes, este proyecto realizó una labor “encomiable”, pues “ofreció una producción continuada y estable en la que sobresalía el apoyo y promoción a autores noveles venezolanos, así como a directores, escenográfos, técnicos y a todas aquellas personas que trabajaban de forma seria en el teatro”. De esta forma, en sus veintiún años de existencia, estrenaron obras de autores locales, hispanoamericanos, contemporáneos universales y clásicos, contribuyendo de esa manera a ”crear un público y por ende una crítica especializada”.

Fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro en 1979; mientras que en el año 2000 la Universidad Central de Venezuela le rindió el homenaje “El Teatro de la vida o la vida para el teatro” que incluyó una serie de actividades. Dos años más tardes, esta casa de estudios le otorgó el título de Doctor Honoris Causa.
En cuanto a la Gerencia cultural, se tiene como primera referencia la Presidencia de la Asociación Venezolana de Profesionales del Teatro entre 1977 y 1979. Siguió en el apoyo brindado a la consolidación del Ateneo de Caracas, donde se montaron sus primeras piezas.

Fundador de la Compañía Nacional de Teatro, creada en 1984 con el objetivo de “apoyar la labor de los profesionales del teatro venezolano, así como “propiciar la  promoción y capacitación de los nuevos valores”. Además, su repertorio debía incluir “las mejores obras de teatro venezolano e internacional para disfrute del público de todo el país”.
Al designársele como director en este nuevo proyecto cultural, inmediatamente comenzó a estructurar la programación y a asegurar la infraestructura económica y laboral necesaria para el funcionamiento. Conformó un importante equipo de colaboradores y logró todos los recursos requeridos para el inicio escénico de la novel agrupación. Así, el 27 de febrero de 1985, la compañía realizó su primer estreno, una obra del propio Chocrón: Asia y el lejano Oriente, bajo la dirección de Román Chalbaud. Las reseñas hablan de 49 funciones y cerca de 14.000 espectadores. Cinco años más tardes, un anuncio en el programa de la obra Juan Tenorio se leía: ¡Arriba el telón! En una nueva etapa del teatro venezolano”. En efecto, ese eslogan se cumplió y su principal impulsor fue Chocrón.

Fue director General del Teatro Teresa Carreño en dos oportunidades, primero entre junio de 1991 y abril de 1992 y luego de noviembre de 1993 a marzo de 1995. En la segunda oportunidad asume la institución en un momento de crisis y se propone actuar de coordinador de las diversas áreas y gerencia del Teatro, sin embargo, el mismo lo advierte: “Mi objetivo (…) es ayudar a estructurar esta nueva gerencia para que todo lo que se presente en el Teatro sea de manera coordinada. Pero no soy ni el Mago de la Oz, ni el Papa”.

Casi dos años más tarde, estaba presentando su renuncia. El último espectáculo que se realizó durante su gestión fue Habana 30. Antología de la música cubana en la década de la nostalgia, montaje concebido por José Ignacio Cabrujas, Lucy Ferrero y Joaquín Riviera y en el que se reunió un destacado elenco de artistas y agrupaciones venezolanas, entre ellos la propia Ferrero, Cayito Aponte, José Grel, Canelita Medina, el Ballet Teresa Carreño y el Coro de Ópera del Teatro Teresa Carreño.

Su vinculación con el mundo de teatro traspasaba las fronteras de su producción dramatúrgica, sus clases o sus decisiones como gerente y promotor cultural, si visión del hecho escénico como algo más complejo e integral, tal vez le viene desde sus días de infancia, cuando compartió clases con Vicente Nebreda en la Escuela Experimental Venezuela.
Ambos personajes se reencontrarían tiempo más tarde en Nueva York y según Carlos Paolillo: “Juntos vivieron a plenitud la vorágine cultural neoyorquina, especialmente la vinculada con las artes de la escena: el teatro, la música, la danza, la ópera, las comedias musicales y el cine”. De este acercamiento quedó su apoyo a importantes proyectos dancísticos como el Ballet Internacional de Caracas o el Taller de Danza Contemporánea, como explica Paolillo en un artículo de prensa.


Falleció el 6 de noviembre de 2011, luego de una tenaz lucha contra el cáncer. Si bien no fue el mago para solucionar algunos de los problemas que aquejaban y aquejan a nuestras instituciones culturales, si lo fue en el mundo teatral, dramatúrgico específicamente, donde se sentía como pez en el agua. Su legado es imperecedero. Sus obras, montadas en diversos lugares del mundo, han engrandecido el nombre de Venezuela. Ese respecto y admiración que siempre dispensó en vida se mantendrá en el tiempo.




Textos: Jesús Eloy Gutiérrez, Octubre de 2013
Fotos e imágenes: Samnuel Dembo, Archivo Documental Teatro Teresa Carreño


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