viernes, 27 de septiembre de 2013

SOJO, Vicente Emilio (1887-1974)

Vicente Emilio Sojo y el nacionalismo musical

Venezuela ha sido un país prolífero en la producción de minerales: hierro, oro y uno de sus más grandes tesoros el petróleo. En estos últimos tiempos se le reconoce mundialmente por el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles que posee, que con esfuerzo y tesón se ha forjado por más de tres décadas. 


Son pocas las personas que están al tanto la realidad de ese éxito, y ha sido gracias a la formación que se obtuvo desde  la Colonia, con la creación de la Escuela de Chacao desde su principal promotor: Pedro Ramón Palacios y Sojo ( mejor conocido como el Padre Sojo). 

De allí surgen Juan Manuel Olivares, Cayetano Carreño, José Ángel Lamas, Juan José Landaeta, entre otros, teniendo su ebullición a mediados del siglo XIX, en el que pensamientos románticos provenientes de Europa, penetraron en nuestra tierra, tendencia que tuvo como exponente a Felipe Larrazábal, Pedro Elías Gutiérrez, Ramón Delgado Palacios y José Ángel Montero, a quien se le conoce como el creador de la primera ópera venezolana. 

Además, en esta época (1881) se inaugura el Teatro Guzmán Blanco, (actualmente Teatro Municipal de Caracas) y la Academia Nacional de Bellas Artes (1887), siendo este último el único lugar donde se impartían clases de música. 

Años más tarde se inicia el movimiento musical nacionalista (mediados del siglo XX), cuya base es la promoción, difusión y creación de música folklórica y popular de la región, unificada con la música culta y académica, y con él la Escuela Superior de Música “José Ángel Lamas”, ubicada en Caracas. 

En esta escuela se formarían los más relevantes e influyentes músicos, la primera orquesta de Venezuela y se darían los primeros pasos para la proliferación de escuelas de música y la enseñanza musical existente hoy día en nuestro país. Uno de los más prestigios músicos de la época y el principal precursor de este llamado nacionalismo musical, fue Vicente Emilio Sojo. 

De una familia humilde, nació el 8 de diciembre de 1887 en Guatire, el maestro Sojo. Inició sus estudios musicales en su ciudad natal con Régulo Rico, quien entonces, era maestro de capilla de esa población; de él recibió clases de teoría y solfeo y los principios básicos de la armonía y orquestación para banda. Formó parte de la Sociedad Unión Filarmónica, que dirigía también su maestro. 

En 1906 se residenció en Caracas y para 1909 ingresó al Conservatorio de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes de Caracas, siendo su intructor Andrés Delgado Pardo, importante pianista y director venezolano. A pesar de esto el mismo Sojo dijo en una oportunidad que su formación musical fue “autodidacta”, gracias a los métodos de armonía y contrapunto de Hilarión Eslava.

Como compositor se inició en 1905, teniendo en su haber cinco piezas inéditas encontradas después de su muerte, en el archivo de Regulo Rico. Pero  su catálogo de obras data de 1911, cuando dio a conocer un himno para un concurso en el que le fue otorgada una mención honorífica por su armonización. Años más tarde, compone Cuarteto en re y Comedia festiva, siendo el director musical de la obra que lleva el mismo nombre del cumanés, Domingo Martínez.


Al maestro Sojo, como aún se le recuerda, se le debe la creación y estabilización de importantes instituciones musicales en el país: la Escuela Nacional de Madrigalistas, el Orfeón Lamas y la Orquesta Sinfónica Venezuela, que actualmente es la orquesta más antigua y con mayor prestigio en el país, reconocida como Patrimonio Artístico de la Nación. Otra de sus obras han sido la cátedra de composición de la Escuela Superior de Música “José Ángel Lamas”, de donde diecinueve alumnos egresaron y conformaron la primera Escuela Nacionalista de Composición, entre ellos: Evencio Castellanos, quien años más tarde se hace cargo de la cátedra; Antonio Estévez, Inocente Carreño, Gonzalo Castellanos y Modesta Bor, y otros; una generación que se ha hecho escuchar en diversos rincones del planeta. 

La trascendencia de Sojo con relación al movimiento nacionalista se basa en la recopilación, armonización y transcripción de trescientas obras aproximadamente del acervo popular venezolano y folclórico, entre las cuales se destacan: canciones, aguinaldos, valses, tonadas, galerones, canciones de cuna, del género religioso, etc., que fueron suministradas por Ignacio Briceño, William Werner, Juan Bautista Plaza y Sergio Moreira.

Es de destacar que este último personaje es quien culmina con la labor iniciada por Sojo,  publicando en 1979 el Tercer cuaderno de Aguinaldos venezolanos, que había quedado sin editar de los manuscritos de María Moreira. Estas recopilaciones formaron parte del repertorio del Orfeón Lamas, agrupación que entonces únicamente difundía la música venezolana, además de ser el primer coro mixto a capella del país. La primera presentación del orfeón se llevó a cabo el  15 de julio de 1930 en el Teatro Nacional de Caracas, bajo la batuta de Vicente Emilio Sojo, su fundador y director por los treinta años de vida que se mantuvo el  grupo coral. 

Ese mismo año de 1930 se inició la carrera con el fin de formar a un público para conciertos de música culta o académica, idea respaldada con la creación oficial de la Orquesta Sinfónica Venezuela el 24 de junio, día en que ofreció su primer concierto en el Teatro Nacional de Caracas. Para 1922, Vicente Martucci crea la Sociedad Unión Filarmónica de Caracas, de la que se hizo cargo un año después el maestro Sojo durante seis meses. 

Tal fue la proliferación de músicos de integraban la Unión Filarmónica, y con Martucci nuevamente como director, que se crean dos grupos orquestales de la misma sociedad: una grande dirigida por él y una pequeña dirigida por Sojo. En 1929 se disuelven, y el 15 de enero de 1930 se reúnen en la Escuela de Música y Declamación, para dejar constituida la Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela, luego de su primer concierto, dirigidos por estos dos hombres de visión. 

La mayor preocupación de Vicente Emilio Sojo, quien presidió la OSV durante once años, fue lograr un subsidio para dicha orquesta con lo cual pudieran contratar a los ejecutantes para realizar mayor cantidad de conciertos. En diversas oportunidades el maestro y los músicos, donaban su sueldo para la realización de los conciertos. 

Finalmente en 1942, siendo Sojo director musical de la OSV, ocupando el cargo de presidente Enrique de los Ríos, el Ministerio de Educación le otorga a la sociedad seis mil bolívares por concierto. Seis años más tarde un millón de bolívares, lo que llevó a la estabilización y profesionalización definitiva de la Orquesta Sinfónica Venezuela. Un después Sojo renuncia a su cargo, al ver que su sueño se había cristalizado como una institución estable.

El maestro guatireño también se relacionó con la política: fue uno de los fundadores del partido Acción Democrática (1941) y además cumplió labores como parlamentario en 1945 a la Asamblea Nacional Constituyente por Miranda; asimismo ejerció el cargo de Senador por el estado Miranda durante los períodos presidenciales de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni.

Su versátil labor no solo sobresalió en la docencia, creación de instituciones y la política, sino que también se encuentran sus composiciones, en las que se desglosan su obra religiosa, la profana así como las recopilaciones y armonizaciones base para el llamado “nacionalismo”. En la primera es donde el maestro creó el estilo que lo define, dando a conocer obras como la Misa coral, Misa cromática y Misa Santa Cecilia, entre otras. En 1951 gana el Premio Nacional de Música, en reconocimiento a toda su trayectoria.

En Caracas, a la edad de 87 años, el 11 de agosto de 1974 murió el padre de la escuela nacionalista de música venezolana; sin duda el maestro de muchas generaciones: Vicente Emilio Sojo, dejando un gran legado: la sistematización y reforma de los estudios de música en nuestro país; la creación de la cátedra de composición; la promoción de la Escuela Madrigalista de Venezuela. Fue el primero en rescatar, recopilar y armonizar un  número aproximado de 300 obras de la música popular y folclórica venezolana, fundador de la primera coral mixta a capella, el Orfeón Lamas, y de la orquesta más antigua del de la nación, la Orquesta Sinfónica Venezuela institución que hoy día florece internacionalmente.

Después de su muerte y como un homenaje al maestro, para honrar su legado, se creó en 1978 el Instituto Latinoamericano de Investigaciones y Estudios Musicales Vicente Emilio Sojo, organismo que se encarga de los estudios de musicología e investigación musical en el país.

El Teatro Teresa Carreño y la Orquesta Sinfónica Venezuela inauguraron en 1987 la Plaza Vicente Emilio Sojo, la cual cuenta con un busto del maestro, obra del escultor guariqueño, Martín Leonardo Funes; esta plaza está ubicada contiguamente a la entrada principal del complejo cultural.  Los restos de Sojo reposan actualmente en una cripta  del templo parroquial de Guatire, aguardando su traslado al Panteón Nacional.

Texto: Fabiana Sans, 2009.
Fotografías: Colección Fotográfica Centro Documental TTC, Miguel Gracia



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