Un venezolano desconocido
¿Reynaldo Hahn? ¿Quién es ese? Son dos preguntas que por lo común van juntas cuando en cualquier conversación se asoma el nombre este músico. Lo que nos da una idea de lo desconocido de este personaje entre los venezolanos.
Por su parte, entre quienes si tienen alguna referencia sobre Hahn, te salen al frente, con el siguiente argumento: “pero es que él no es venezolano”, “él vivió toda su vida en Francia”. En esto último están en lo cierto, pero en lo primero discrepamos, pues es el mismo argumento esgrimido cuando también se menciona a Teresa Carreño y sugiere un dogma nacionalista que en cuestiones de arte no es aplicable.
¿Tiene acaso la música una nacionalidad determinada? ¿Pudieron tanto Hahn como Teresa haber desarrollado sus carreras permaneciendo en la Venezuela decimonónica?
Por su parte, entre quienes si tienen alguna referencia sobre Hahn, te salen al frente, con el siguiente argumento: “pero es que él no es venezolano”, “él vivió toda su vida en Francia”. En esto último están en lo cierto, pero en lo primero discrepamos, pues es el mismo argumento esgrimido cuando también se menciona a Teresa Carreño y sugiere un dogma nacionalista que en cuestiones de arte no es aplicable.
¿Tiene acaso la música una nacionalidad determinada? ¿Pudieron tanto Hahn como Teresa haber desarrollado sus carreras permaneciendo en la Venezuela decimonónica?
Su historia nos remonta al siglo XIX. En la Caracas del Septenio gumancista vino al mundo el hijo menor del matrimonio de Carlos Hahn y Elena María Echenagucia, de nombre Reynaldo, personaje venezolano que se convertiría en uno de los músicos europeos más importantes de la primera década del siglo XX.
Su versatilidad lo llevó a ser compositor, cantante, pianista, escritor, conferencista y director de orquesta. Fue considerado en su época como el símbolo viviente que unía el pasado musical de Charles Gounod y Massenet con la actualidad. La mayor parte de su existencia la vivió en Francia y contaba con la nacionalidad alemana.
A los nueve años ingresó al Conservatorio de Música de París, donde realizó estudios de solfeo con Granjany, de piano con Descombes, de armonía con Dubois y Levignac y de composición con Jules Massenet. Seis años más tarde dio a conocer su obra, la canción Si mes vers avaient des ailes, basada en un poema de Víctor Hugo.
El mismo año que Teresa Carreño estaba triunfando en Berlín (1889), Hahn dio a conocer su composición Rêverie, pieza basada también en un texto de Víctor Hugo. En los años siguientes escribe sus 7 Chansons grises sobre poemas de Paul Verlaine. Desde entonces sus composiciones fueron adquiriendo resonancia en el mundo musical parisino, principalmente sus canciones, óperas y operetas.
En la trayectoria artística de Hahn encontraremos siempre alguna relación con la literatura. Su amigo, el escritor Marcel Proust, se inspiró en él para crear el personaje del músico Vinteuil en la obra En búsqueda del tiempo perdido; mantuvo relación permanente con los escritores venezolanos Laureano Vallenilla Lanz y Ernesto Estrada Arriens. Además participó en la edición moderna de las obras de Jean-Philippe Rameau.
El último de estos escritores venezolanos, Estrada Arriens, en su obra Mis recuerdos de Reynaldo Hahn planteó que: “Reynaldo Hahn fue ciertamente un escritor de clase. Sin embargo, él siempre se defendía de ello con insistencia y admitía solamente que era un escritor de ocasión. Pero le gustaba escribir y sabía hacerlo, y son numerosos sus escritos publicados, entre ellos conferencias, sus críticas musicales, su correspondencia con Marcel Proust, su libro Notes. Souvenirs d’ un Musicien.”
En 1909 inició su carrera de crítico musical sustituyendo a Catulle Mendès, en el Journal de l'Université des Annales. Dos años más tarde, sus crónicas sobre los ballets rusos motivan que Sergéi Diágilev lo invite a visitar San Petersburgo. En ese contexto es que asistió al estreno del ballet La consagración de la Primavera de Igor Stravinsky, pieza llevada a escena con coreografía de Vaslav Nijinsky.
De regreso en Francia, inició una etapa de intensa actividad artística como cantante, demostrando una excelente voz de barítono, igual que como pianista y director de orquesta se especializó en las óperas de Mozart, destacando su espíritu sobrio. El mayor éxito en este campo lo logró en la dirección de Don Juan durante el Festival Mozart.
También se presentó como conferencista sobre temas relativos a las innovaciones del arte del canto, que influenciaron la composición y la técnica vocal de su época.
En palabras de Estrada Arriens: “se reveló como un conferencista extraordinario”, pues “Su cultura, la abundancia de argumentos de que disponía, su memoria inagotable, su facilidad de palabra, su simpatía personal y su esprit centellante, hacían de sus conferencias un acontecimiento para conocedores.”
En los días de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Hahn tuvo que pasar al frente de batalla y su regreso no se produce hasta 1918, cuando retomó sus actividades artísticas como compositor, como intérprete y como defensor decidido de los compositores románticos: Berlioz, Gounod, Bizet, Massenet, Fauré, Saint-Säens, entre otros.
Su prestigio como músico fue creciendo cada vez más y las temporadas de ópera en París, Cannes y Salzburgo, así lo reafirmaron más. Al punto que, para 1934, es nombrado crítico musical del periódico Le Fígaro de París.
En este aspecto, Estrada Arriens lo considera un “Polemista incomparable, sus críticas, severas a veces, pero siempre justas y sin prejuicio alguno, ligeramente irónicas a veces para atenuar su severidad, sin hacer concesiones ni oposiciones estériles a las diferentes tendencias del movimiento musical de la época, a pesar de su base seria y sólida, eran siempre agradables y a menudo divertidas.”
Al culminar el conflicto bélico regresó París, donde fue recibido con los máximos honores. En esa misma época también fue elegido Individuo de Número de la Academia de Bellas Artes y designado director de la Ópera de París.
Durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), vivió en diferentes lugares del sur de Francia y terminó refugiado en el principado de Mónaco. Culminada la guerra retorna a París, donde fue recibido con los máximos honores.
En cuanto a las composiciones de Hahn, Daniel Bendahan en su libro Reynaldo Hahn, nos expone que: “Reynaldo logró dentro del más puro romanticismo, obras de extraordinaria originalidad.” Entre sus obras se destacan Si mes vers avaient des ailes (1888); 7 Chansons grises (1891-1892); Mélodies (1895); Chansons latines; Venezia; Les feuilles blessées, La isla de ensueño (1898), La carmelita (1902), Nausicaa (1919), El mercader de Venecia (1935), Prometeo triunfante (1908), Ciboulette (1923), Mozart (1925), El tiempo de amar (1927), Brummel (1931), Mi bello desconocido (1933), Malvina (1935), Ballets: Le bal de Béatrice d'Este (1909), La fête chez Thérèse (1910), Le Dieu bleu (1911).
Durante una función de La flauta mágica que dirigía en la Ópera de París comenzó a padecer un dolor de cabeza que le impidió seguir en el escenario. Luego los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral que lo conduce a una operación, pero el 28 enero de 1947 fallece en su casa de París, ubicada en el número 7 de la rue Greffulhe, cercana de la Ópera.
Carlos Felice Cardot en el “prólogo” al libro de Bendahan, en relación a esto nos dijo: “su muerte causó una profunda conmoción en los medios intelectuales y artísticos de Francia. Había vivido setenta y tres años de intensa vida artística, y dejado una extensa obra de singular mérito.”
Orgullosos deberíamos sentimos hoy quienes vivimos en este país llamado Venezuela, que dos figuras de estas tierras, como Hahn y Teresa, hayan podido superar el esquema que te imponía una sociedad basada en el caudillaje, en la escasa agroexportación y en la total dependencia de los resortes financieros, para cruzar el Atlántico, competir con los europeos e insertase en el mundo artístico y cultural de entonces.
Para saber más del personaje consultar en:
- Teresa Alvarenga: Para conocer a Reynaldo Hahn (2002)
- Estrada Arriens Ernesto : Mis recuerdos de Reynaldo Hahn... (1974)
- Bernard Gavotty: Reynaldo Hahn... (1997).
Jesús Eloy GutiérrezMayo de 2008
Fotos: Colección Fotográfica del Centro Documental, Teatro Teresa Carreño